sábado, 26 de enero de 2008

Contaminación, ecologismo y clásicos: ¿una fórmula imposible?

En el año 2006 se publicó una noticia según la cual "El Ayuntamiento de Madrid limitará en 2008 el acceso al centro de la ciudad a los vehí­culos más contaminantes según las normas europeas de emisión, incluidos los coches particulares, los taxis y los vehí­culos de reparto". De momento, no se ha sabido nada más de esta noticia, pero hay más. Desde este año 2008, los vehículos con menores emisiones contaminantes están bonificados en el impuesto de matriculación. La lucha contra la contaminación del CO2 y el abrazo a la bandera del ecologismo está a la orden del día. Si en otros tiempos el marketing para vender automóviles se fijó en términos como '5 velocidades', 'aire acondicionado' o 'turbo diesel', ahora la palabra clave es 'ECO'.
Por supuesto, es evidente que los niveles de contaminación, y de CO2 en particular, son lo suficientemente elevados como para considerarlos un problema y tomar medidas para su reducción. Pero el problema es, ¿dónde y cómo se sitúan nuestros vehículos clásicos con todas estas medidas? ¿Podremos circular libremente cuando y por donde queramos con ellos? ¿Volveremos a tiempos primigenios cuando un hombre con una bandera de peligro había de preceder a la 'infernal máquina' para avisar de su peligro a las inocentes gentes que miraban espantadas máquina e infernal piloto? ¿Veremos limitados espacio y tiempo por donde circular y disfrutar de nuestros vehículos? De momento todo son preguntas y suposiciones, pero conforme uno se va enterando de algunas noticias, y comprueba como los vehículos clásicos son vistos por nuestros legisladores como meros 'cacharros' o incluso como 'chatarra andante',  llegando en algunos casos a incluirlos como causa de siniestralidad, no le queda a uno por menos que ver el futuro algo teñido de negro en lo que al uso y disfrute de nuestros queridos y mimados vehículos.
Espero que esto sea sólo el producto de mi imaginación, cansada y algo pesimista, y no tengamos en un futuro que vivir en la clandestinidad, ocultando nuestros hermosos vehículos a los ojos de los demás, y circulando de noche y en parajes abandonados donde nadie pueda vernos y acusarnos de terribles e insolidarios delitos.

miércoles, 2 de enero de 2008

Adios PREVER, adios....

Con la entrada del nuevo año 2008 desaparece tal y como lo conocíamos hasta ahora el Plan PREVER. El Plan PREVER fue creado y aprobado mediante la Ley 39/1997 de 8 de octubre. Su objetivo, según especificaba la propia ley, era «la modernización del parque de automóviles, el incremento de la seguridad vial y la defensa y protección del medio ambiente». Diez años depues, tras varias prórrogas y modificaciones, el Real Decreto Ley 13/2006 de 29 de diciembre da por finalizado el Plan PREVER tal y como fue concebido en su día. En su redactado explica que «superado su impacto inicial, la permanencia estructural de tales beneficios fiscales les va restando eficacia incentivadora ya que, en la medida en que su existencia se da por descontada, reducen aún más su ya limitado efecto sobre la decisión de los compradores de adquirir un vehículo». Durante estos casi diez años se ha pasado de una ayuda inicial de 80.000 pesetas a los 721,21 Euros del último año, y se calcula que han sido más de 3 millones de vehículos los que se han acogido a dicho plan.
¿Y que tiene que ver todo esto con los vehículos clásicos?  Pues la verdad es que bastante. Por un lado el Plan PREVER ha facilitado la venta de coches que de otra forma hubieran seguido circulando probablemente hasta caerse literalmente a piezas, abriendo de esta forma un mercado a los aficionados. Por otra parte, el PREVER ha marcado unos precios mínimos que en algunos casos resultaban del todo absurdos (recordemos que la ayuda del Plan era por vehículos con la documentación en orden, independientemente de su estado físico). En teoría, ahora debería de ser más normal poder ofrecer a alguien que desee deshacerse de su antiguo vehículo, un precio más acorde con la realidad, pues hasta ahora el teórico vendedor se aferraba al mínimo de los 720 Euros que le ofrecían al comprar un vehículo nuevo por mandar el antiguo al desguace.
En cualquier caso, y como todo en esta vida, habrá que esperar un tiempo para comprobar la incidencia real de esta medida entre los aficionados. Quizás el año que viene podamos volver a hablar de este tema ya con más datos. Por cierto, ¡FELIZ AÑO NUEVO 2008!